LAS HISTORIAS DEL LITTLE SPAIN NEOYORQUINO
El casero gallego de Robert de Niro en Nueva York
El documental de Artur Balder recupera cientos de testimonios inéditos sobre la pujanza gallega en el desaparecido barrio neoyorquino Little Spain
Corría la década de los cincuenta cuando una madre recién separada y un niño de tez pálida se instalaron en un apartamento del 219 Oeste de la Calle 14 de Nueva York para empezar una nueva vida. La madre se llamaba Virginia Admiral y el niño, Robert Mario De Niro Jr., un genio de la interpretación aún en potencia. El dueño del bloque donde la familia residió durante buena parte de los años cincuenta se llamaba José García, un industrial coruñés que, como tantos otros emigrantes gallegos, se había instalado en la Gran Manzana en busca de una vida mejor.
Es el suyo uno de los numerosos documentos y testimonios recuperados por el director alicantino Artur Balder en Little Spain, una cinta que rastrea cien años de historia desconocida de un barrio de marcado carácter español que fue hegemónico en Manhattan hasta hace un par de décadas.
Muy cerca de donde vivió De Niro en su infancia se alzaban dos de los principales símbolos de la comunidad española en Nueva York. Uno era la iglesia española Nuestra Señora de Guadalupe. No sería extraño pensar que el actor hubiera visto en alguna ocasión la procesión del 25 de julio en la Calle 14, que se cortaba al tráfico una vez al año para festejar al apóstol Santiago. El otro símbolo de la comunidad era la Spanish Benevolent Society, también conocida como La Nacional, fundada en 1869 y considerada el club español más antiguo de Estados Unidos. Su misión era facilitar trabajo a los recién llegados, manutención a los necesitados y asistencia médica, aunque también llegó a convertirse en un importante centro de actividad cultural y de participación en la vida urbana y política del bajo Manhattan. Pasó de tener cerca de 9.000 miembros a rozar la extinción. «La ciudad sufrió durante los años 70 y 80 la epidemia del crimen y las drogas, y se conoce que el restaurante Coruña, emblemático en la edad dorada de Little Spain, fue desmantelado por el famoso policía Serpico en una operación en colaboración con el FBI -relata el director del documental, Artur Balder-. Se descubrió un gran alijo de drogas, y fue el fin del restaurante. Lo mismo sucedió con otros restaurantes españoles. Todos estos factores contribuyeron al declive de la comunidad en la zona y a su práctica desaparición a principios de los 90». Fue el principio del fin del barrio.
Mejor suerte corrió el restaurante El Faro, fundado en 1959 en el 823 de la calle Greenwich por el celanovés José Pérez y por su socio Andrés Lugrís. «Todavía somos socios, pero hoy son nuestros hijos, José A. Pérez y Mark Lugrís, quienes dirigen el negocio», explica José Pérez, cuyo testimonio es uno de los más destacados en el documental Little Spain. «Durante la ley seca -recuerda Pérez-, el restaurante era un lugar de bebida clandestina, como muchos en torno a los muelles. Después fue una bodega portuaria, especializada en lo español. La clientela de los años 60 y 70 era variada: en gran parte, de marineros gallegos que trabajaban en barcos americanos, en su mayoría como fogoneros; pero otros eran políticos españoles exiliados. Y luego había clientela americana y artistas de Hollywood, como Marlon Brando, que venía muy a menudo».